2020 en Cinemateca

Cinemateca Uruguaya / 30 diciembre, 2019 /

Si te quedás en Montevideo en enero, Cinemateca tiene preparados varios ciclos y estrenos para disfrutar en nuestras salas.

Comenzamos el mes con un repaso a la cinematografía checa, una de las mejores del mundo, en un ciclo que comprende films desde 1964 a 1988, todo en copias 35mm. Entre los títulos se encuentran: “Las margaritas”, de Vera Chytilová; “Los amores de una rubia” y “Pedro el negro”, de Milos Forman; “Trenes rigurosamente vigilados”, “Un verano caprichoso” y “Mi dulce pueblito”, de Jirí Menzel; “En el cometa”, de Karel Zeman; y “A dónde van señores”, de Karel Kachyña.

A continuación, y también con copias 35mm, llega una retrospectiva de la obra de Ken Loach. Nacido en Nuneatum, en 1936, Loach estudiaba derecho cuando entró por primera vez en contacto con las artes escénicas al formar parte de un grupo teatral universitario. Después de obtener, en 1963, una beca en la cadena de televisión BBC, comenzó a dirigir una serie de docudramas, el más famoso de ellos: “Cathy Come Home” (1966), que abordaba la problemática de la vivienda y la pobreza en el contexto del estado de bienestar británico.

Desde entonces, Loach dividió su tiempo entre el cine y la televisión. Filmó largometrajes, documentales y películas para televisión. Heredero inequívoco de las principales tendencias del cine realista de Europa y, en mayor medida, del cine independiente que se caracterizaba por su realismo, su inconformismo social, su crítica a la burguesía y a la sociedad, su acercamiento a los seres anónimos de esta y hasta por su sentido del humor, Loach debe ser el último cineasta en actividad del movimiento angry de los años sesenta. Su cine denuncia los traumas y las desigualdades de la vida de las personas en las ciudades industriales, a pesar de los avances tecnológicos. Con sus historias sacude las conciencias de la sociedad contemporánea, con el fin de mejorar sustancialmente las condiciones de la clase trabajadora (poniendo de ejemplo lo que mejor conoce: las injusticias que sufren los menos privilegiados de la sociedad británica). En esta pequeña muestra se podrá ver “Riff-Raff” (1991), “Ladybird, Ladybird” (1994), “La canción de Carla” (1996), “Mi nombre es todo lo que tengo” (1998) y “Pan y rosas” (2000).

Y como es costumbre en Cinemateca, en este mes llegan LAS MEJORES DEL AÑO. Películas internacionales, latinoamericanas y uruguayas, estrenos de la propia Cinemateca y del circuito comercial, un listado de calidades que se destacaron y que justifica siempre una revisión. Los títulos seleccionados son: “Había una vez en… Hollywood”, de Quentin Tarantino; “Un elefante sentado y quieto”, del director chino Hu Bo; “El árbol de las peras silvestre”, de Nuri Bilge Ceylan; “El otro lado de todo”, del director serbio Mila Turajilic; “High Life”, de Claire Denis; “Custodia compartida”, de Xavier Legrand; “La favorita”, de Yorgos Lanthimos; “La fábrica de nada”, de Pedro Pinho; “La Flor”, de Mariano Llinás; “Tarde para morir joven”, de Dominga Sotomayor; “Monos”, de Alejandro Landes; “Chico: artista brasileiro”, de Miguel Faria Jr.; “Pájaros de verano”, de Ciro Guerra y Cristina Gallego; “Así habló el Cambista”, de Federico Veiroj, “La fundición del tiempo”, de Juan Álvarez Neme; “Los tiburones”, de Lucía Garibaldi, “En el pozo”, de Bernardo y Rafael Antonaccio; “El Campeón del Mundo”, de Federico Borgia y Guillermo Madeiro; y “Vida a bordo”, de Emiliano Mazza de Luca.

Entre los estrenos del mes llegan “So long, my son” (China, 2019), dirigida por Wang Xiaoshuai. Se teje en este film una crónica que acompaña las vidas de dos familias a lo largo de tres décadas de agitación social y política en China. Tras la pérdida de un niño en un trágico accidente, sus caminos se separan. Los destinos van y vienen, y sus fortunas se transforman con los cambios del país. Sin embargo, a pesar de que sus vidas divergen, sigue existiendo una búsqueda común de la verdad y de reconciliación en torno a la tragedia. Wang Xiaoshuai nos ofrece el entramado dramático que abarca saltos en el tiempo, personajes que nacen dispersos y van cobrando fuerza a medida que el guion los va ubicando, como un puzle virtuoso de fascinante precisión. Un melodrama tan consciente de su valor que presume de clasicismo en cada uno de sus fotogramas. Y lo que va de esa entropía inicial al armónico desenlace es una lección de cine mayúsculo, que obtuvo en la Berlinale los dos premios principales de interpretación.

“Suleiman Mountain” (Kirguistán/Rusia, 2017), dirigida por Elizaveta Stishova. Karabas es un gran inmaduro. Bebe demasiado y convive con su joven esposa, que está embarazada. Cuando llega su primera esposa con la noticia de que ha encontrado a su hijo Uluk, perdido hace mucho tiempo, comienzan una vida los cuatro juntos. Pronto las nuevas dinámicas familiares traspasan los límites, y Karabas se ve atrapado entre sus viejas costumbres y las dos mujeres. Esta nueva e inusual familia debe decidir si coexiste pacíficamente o si, por el contrario, se separa. Filmada en el místico entorno de la Montaña Suleiman, Patrimonio de la Humanidad, en Osh, Kirguistán. “Suleiman Mountain” narra el proceso de madurez de un hombre adulto que primero debe perder el amor para luego reencontrarlo. Elizaveta Stishova venció en la competición East of the West del Festival Internacional de Karlovy Vary con esta exótica ópera prima que rebosa autenticidad. Las interpretaciones de los cuatro protagonistas son brillantes, incluida la del joven Daniel Daiyerbekov que da vida al inocente pero avispado Uluk.

“Dulce país” (Australia, 2017), dirigida por Warwick Thornton. ¿Un western australiano? Sí y no. La trama de “Dulce país” se basa en una historia real que el guionista David Tranter (aborigen australiano al igual que el director Thornton) oyó una vez a su abuelo, acerca de un nativo arrestado y juzgado por el asesinato de un hombre blanco. En la película el personaje (Hamilton Morris) vive con su esposa (Natassia Gorey Furber) bajo la custodia de un afable predicador (Sam Neill). El matrimonio es tratado por el religioso con dignidad y de forma igualitaria, un rasgo excepcional en una época en la que la mayoría de los aborígenes tenían dificultades con sus amos. El religioso comete involuntariamente un error fatal: presta a sus trabajadores a un nuevo vecino (Ewen Leslie), un militar recién llegado del frente que necesita ayuda para arreglar el lugar donde vive. El recién llegado es una bomba de tiempo siempre a punto de explotar, un hombre amargado y violento que trata a los aborígenes con desprecio. Hay varios enfrentamientos tensos y finalmente una muerte en legítima defensa, pero para los blancos en general todo aborigen es culpable hasta que se demuestre su inocencia, y el único indio bueno es el indio muerto. Habrá una fuga, una persecución y varias violencias. Un western, en suma, y de los buenos, con una entrelínea antirracista que lo enriquece.

Como siempre, toda la programación de Cinemateca, horarios y comentarios pueden consultarse en nuestro sitio web www.cinemateca.org.uy; y para estar en contacto, seguinos en Twitter CinematecaURU o en Instagram @cinematecauruguaya.

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